SECCIÓN 3

Características de un verdadero creyente
Lo siguiente no se trata de un listado de requisitos para convertirse en un verdadero creyente, sino más bien de las características comunes de alguien que verdaderamente lo es.

1. Manifiesta públicamente ser un seguidor de Jesucristo.
Dice la Biblia que: «… si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo» Una primera característica de un cristiano genuino es que confiesa a Jesús con su Boca. Esto significa que manifiesta públicamente ser un seguidor de Jesucristo. En el terreno del cristianismo evangélico se ha hecho de la confesión un evento, pero el contexto de este versículo en la carta a los Romanos indica algo diferente; confesar a Jesús era un estilo de vida.- O se confesaba al César o se confesaba a Jesús. Confesar a Jesús hacía a las personas dignas de muerte. ¿Por qué los cristianos fueron tan perseguidos por el imperio romano a diferencia de otros grupos religiosos? Porque no confesaba al César, confesar a Jesús significaba no confesar al César. Los cristianos confesaban a Jesús y públicamente eran incapaces de retractarse. Recuerdo una excelente oportunidad que tuve de confesar a Jesús como mi Señor. Había ingresado a trabajar a una empresa y fui invitado a comer a la casa de uno de mis nuevos compañeros. Salí de la oficina con unos cinco de ellos, me subí en el auto que nos llevaría y descubrí en el camino que tenían el plan de ver una película pornográfica. No tenía yo ni la menor idea de que esa aparentemente inofensiva invitación iba a poner a prueba mi convicción cristiana. No tenía intención alguna de ver la película pero el temor a quedar mal ante mis nuevos compañeros me pudo haber forzado a permanecer con ellos. Lo que hice fue confesar a Jesús. Les dije: «soy cristiano y lo que más me interesa en la vida es agradar a Jesús, les ruego me disculpen, no pienso ver esa película prefiero bajarme aquí», se orilló quien manejaba, me bajé y me regresé solo. Nunca supe cuánto se habrán reído esa tarde, pero sé que les quedó claro que Jesús era mi Señor. Jamás me volvieron a invitar a otra reunión como esa y con el paso de los años puedo decir que casi todos ellos me buscaron en algún momento de dificultad personal.

2. Convicción
La segunda característica del cristiano genuino es que además de confesar a Jesús tiene una convicción en su corazón. No se trata de una aceptación intelectual del mensaje del evangelio, sino de ese toque de Dios, que abre los ojos a quien ha creído y puede comprender que ha pasado de muerte a vida.

3. Novedad de vida
La tercera característica es que se comienza a vivir de una nueva manera. Es una regeneración. Al grado que la Biblia le llama nacer de nuevo. Esto es que cada cristiano en realidad tiene que ser un convertido, dejando de vivir una vida sin Dios a vivir una vida con él, lo que trae una diferencia obvia. Es imposible que una persona no manifieste cambio alguno tras empezar a caminar con Dios. Ese cambio es muy notable cuando hablamos de una persona que ha vivido entregada a las pasiones desordenadas y es transformada por el poder de Dios. Aún medios seculares de información toman nota de ello. Recientemente encontré una nota acerca de la conversión al cristianismo de Michael Glatze, ex editor de la revista «Young Gay America». Quien narró su conversión a Jesús y su difícil camino a través de la homosexualidad. Actualmente se presenta como un ex homosexual y cristiano.

Pocos testimonios llegan a ser tan escandalosos; pero en mayor o menor medida, en cada cristiano se manifiesta un cambio que otros pueden notar.

4. Libertad
Otra característica de quien tiene a Jesús en su corazón es que cadenas que le esclavizaban al pecado se empiezan a romper. Vicios que en innumerables ocasiones quiso dejar ahora fácilmente ha dejado de practicarlos; pero no por que se contenga con todas sus fuerzas, sino simplemente porque es libre.

5. Permanencia
San Juan escribió: «Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.» Aquí encontramos otra característica, alguien bien pudiera vivir una vida aparentemente cristiana por algún tiempo, pero si no está convertido y en consecuencia no tiene el Espíritu Santo viviendo en él va a ser muy difícil mantener ese estándar de vida. No permanece. Se va para atrás. La Biblia dice: «7 veces cae el justo» otra versión lo dice así «No importa cuantas veces caiga, siempre se levantará. En cambio, el malvado cae y no vuelve a levantarse.» Qué hay de aquellos que no se han levantado después de caer, es posible que el problema sea que jamás han recibido a Jesús en su corazón.

6. Testimonio del Espíritu Santo
Romanos 8:16 dice que «El Espíritu de Dios se une a nuestro espíritu y nos asegura que somos hijos de Dios.» Alguien pudiera confesar a Jesús públicamente, aparentemente tener una convicción y un cambio en su vida y vivir en libertad y permanecer en el grupo de cristianos. Sin embargo en el fondo de su corazón sabe que todo ello es una mentira, en el fondo de su corazón sabe que es un hipócrita, que nunca se ha entregado plenamente a Cristo.

7. Aceptar la Gracia de Dios
Este es un tema complicado o incluso absurdo para aquel que no ha experimentado el nuevo nacimiento, algunos excesos que podemos ver en la iglesia de hoy son el fruto de no comprender la Gracia de Dios. Cómo personas viven por méritos, creyendo que se tienen que ganar, lo que Dios ha regalado a través de Cristo. No hay una persona tan buena para no necesitar a Cristo. Otros, en el extremo opuesto, llevan una vida sin freno. Ni ruido les hace la conciencia cuando pecan.

Un amigo me platicaba que estaba pasando por una situación muy difícil emocional y estaba buscando una iglesia, llegó a una y mientras pedía informes una joven lo atenido, después de la iglesia se fueron a comer y esa noche terminaron teniendo relaciones sexuales. Él se sintió sinceramente desconcertado, y le dijo a la chica: «¡Cómo es posible!, ¡Nos acabamos de conocer!» Ella le respondió: «¡pero qué te pasa! Si Cristo murió por nosotros, todo está perdonado.»

La gracia es algo que no puede entender el inconverso aunque sea miembro de la iglesia, no entiende, no comprende, esta totalmente incapacitado para hacerlo.

8. Manifiesta el amor de Dios
Amor a la iglesia. El cristiano tiene la capacidad de amar a la Iglesia. Te acordarás de San Pablo. Este fiel apóstol había sido un rabino judío llamado Shaulo de Tarso. Shaulo era un hombre que con mucha seguridad creía amar a Dios sobre todas las cosas. Convencer bíblica y teológicamente de estar en un error, era una tarea imposible; hasta el día en que tuvo un encuentro personal con Jesús. Tras este evento dejó atrás el odio que sentía por los seguidores de Cristo y comenzó a amarles al grado de decir «...yo no sé qué es mejor si estar vivo o estar muerto, yo quisiera estar muerto para estar con el Señor a quien yo amo profundamente, pero también quisiera estar vivo por amor a ustedes.» Pablo amó profundamente a la Iglesia después de haber tenido un encuentro personal con Jesús y ésta es la característica de un cristiano. Cuidado cuando tenemos algún coraje o alguna mala actitud en contra de la iglesia; contra el Pueblo de Dios. Se suele oír: «yo creo en Dios pero no creo en los cristianos.» ¡Cuidado! Eso nos esta diciendo algo que debería de alarmarnos: revela una falta de amor.

Amor al prójimo. Leí recientemente el libro «Un giro inesperado», en éste Thom Rainer relata doce testimonios de gente que proveniente de diferentes credos religiosos se han convertido a Jesucristo. Incluye el caso de una pareja de Testigos de Jehová. Ellos estaban muy involucrados con la organización; solían sobrepasar por lo menos en un 50% el tiempo que se les pedía tocando puertas. Muchas veces las puertas que tocaron eran hogares de cristianos, aún de pastores, y declaran en su testimonio jamás haber perdido un debate con ellos. Sin embargo, su vida dio un vuelco cuando se presentó una grave enfermedad; la organización de los Testigos les dio la espalda en esa situación, pero una vecina de ellos, una mujer cristiana comenzó a servirles, llevándoles comida y haciendo las labores domésticas. Este hombre, que había ganado todos los debates teológicos contra los evangélicos perdió el debate del amor; contra eso no pudo decir nada. Dice en su relato que la actitud de esa mujer era tan sorprendente que jamás siquiera creyó que Dios fuera capaz de hacer esto en una persona. «Comencé a leer mi Biblia con otra idea, yo quería encontrar el amor que ella tenía. Quería descubrir dónde estaba ese amor» agrega. En una ocasión al estar en un centro comercial encontraron una librería cristiana y decidieron entrar. Al llegar con la dependienta le expresaron: «Nosotros somos Testigos de Jehová; pero necesitamos a Cristo. ¿Qué podemos hacer para conocer a Cristo?» Y esta mujer comenzó a compartirles del amor de Cristo. Ellos recibieron ese mensaje con valor y se entregaron al Señor. Hoy día están pastoreando una Iglesia Bautista en los Estados Unidos.

Amor a Dios. Cuenta Josh McDowell en su libro «Evidencia que exige un veredicto» que por meses estuvo investigando acerca del cristianismo con la idea de refutarlos hasta que, contrario a lo que pensaba concluyó que el Nuevo Testamento es un libro sumamente documentado. Sin embargo el momento en el que yo entregué mi vida a Cristo –nos dice–, fue cuando me di cuenta que aunque yo hubiese sido el único en toda la historia en aceptar el llamado de Dios a arrepentirme y a aceptar el sacrificio de la cruz, de igual manera él hubiera muerto por mi, el día que descubrí que Dios me amaba, ese día cambió mi vida.

Su investigación arrojó algo insospechado por él, que Dios le amaba alocadamente y que haría lo que fuera necesario por conquistar su amor. Hoy McDowell no solo es un prolífico autor y excelso conferencista, sino un apasionado amante de Dios. Así lo expresó San Juan: «Nosotros amamos a Dios porque él nos amó primero.»

No hay comentarios: